Libro Candelarias de la Virgen

Teodoro Balmaseda - 4ª edición
(Ganadora del 1er premio de LaFec Euskadi de Narrativa)

Candelarias de la Virgen es una aldea semi abandonada del sur de La Rioja, en la zona del Camero Viejo. Una familia ha encargado la reforma integral de un viejo caserón a Isidoro, alias Durruti, un experimentado albañil. Ya en plena obra, un fallo en el material desancla parte del andamiaje, haciéndolo caer al vacío. El golpe es tremendo, y el sonido de la cabeza golpeando el piso de lasca viva y las vértebras desencajándose corta el aire.
Está tumbado boca arriba, inconsciente, mientras su compañero trata de llamar a emergencias cuando de repente, se despierta. Abre los ojos y está perfectamente, no tiene ni un rasguño.
Un par de días después su compañero sufre otro accidente, el mango de un martillo se rompe haciendo que el cabezal golpee con todas sus fuerzas la mano opuesta. Se desmaya al momento, pero unos instantes después, se despierta y está en perfecto estado. Ni un moretón.
El gato de una de las escasas vecinas da con un ratoncillo en su deambular por el pueblo. Ataca con fiereza, con toda la capacidad de sus garras, pero al momento su víctima se levanta y retoma la huida.
En el transcurso de la reforma, la vieja cocina revela la existencia de un falso sótano, una especie de zulo que comunica con un angosto túnel hacia un destino anónimo en medio del monte. Este descubrimiento hará a los protagonistas investigar la historia de la zona, que en los años treinta y cuarenta del siglo XX esconde un tremendo secreto, una cadena de mentiras y venganzas que los llevará a una descorazonadora verdad.
TRATAMIENTO
Empleando elementos sobrenaturales, pero sin llegar a la novela de fantasía o a la espiritualidad, el eje de la novela es un eco a través del tiempo en una localización concreta, con un trasfondo político y social fidedigno desde el punto de vista histórico. A través del apoyo mutuo y de lo reconfortante de las amistades o las relaciones, los personajes trazan una historia de superación, en ocasiones de los propios límites de la comprensión, para dibujar un relato tan grande que sólo llegarán a comprenderlo los espectadores.